Con el cartel de entradas agotadas, Carminho llegó a la capital para clausurar la octava edición del Festival de Fado de Madrid y lo hizo a lo grande, como la enorme artista que es.
Comenzó el show con una iluminación tenue como de casa de fados de Lisboa, mientras sonaban los acordes del fado cravo: ‘Lágrimas do céu’, del gran Alfredo Marceneiro y salía Carminho entre emocionados aplausos. Ya desde el primer tema, la artista mostró lo que es capaz de transmitir cuando canta fado tradicional.
También de su segundo disco, “Alma”, cantó a continuación ‘As pedras da minha lua’ haciendo alarde de su dominio vocal con esa manera de cantar con un comienzo suave y susurrado para ir subiendo poco a poco en intensidad y dejarnos embelesados.
Tras este inicio intimista y bellísimo, Carminho animó a la sala con ‘Saia Rodada’ primer sencillo del álbum “Canto” que sonó así:
Saludó entonces a su público y dijo lo contenta que estaba de estar en ese lugar tan bonito que es el Teatro Nuevo Apolo y de nuevo en el Festival de Fado de Madrid en cuya primera edición tuvo el honor de participar. Presentó después a los grandes músicos que la acompañaban sobre el escenario: Luís Guerreiro a la guitarra portuguesa, Flávio Cardoso a la viola de Fado y José Marino de Freitas al bajo.
Después, sonaron ‘Voltar a ser’ de su primer trabajo: “Fado” , la maravillosa ‘Ventura’ que siempre es una gozada escucharla y ‘Porquê’ de “Canto”. Sobre este, su tercer disco de fado, Carminho explicó que tiene canciones que le han dado amigos que tanto le enseñaron sobre música de otros estilos y una de ellas fue la brasileña Marisa Monte que le regaló el tema ’Chuva no mar’ canción que, según también explicó antes de cantarla, habla de que cada segundo de nuestra vida nos cambia aunque no nos demos cuenta de ello y por eso siempre somos diferentes y sabemos que cada segundo es una oportunidad de poder cambiar en la vida. Una canción de mucha esperanza que para ella es una belleza y para nosotros también. Un maravilla poder escucharla de nuevo en directo. ¡Qué bonito canta Carminho!
Volvió a animar a su audiencia con ‘A Bia da Mouraria’ de su primer trabajo, que fue acompañado por las palmas de los asistentes. Después contó que el fado no se enseña en los libros, se aprende escuchando y ella aprendió mucho de su madre, la fadista Teresa Siqueira. Tenía una casa de fados donde conoció entre otros a Amália Rodrigues que le enseñaron todo lo que sabe. Confesó que para ella una cosa muy importante en el fado es creer lo que se canta. Cuando era pequeña era complicado elegir un fado para practicar y su madre la ayudaba y le contó la historia de un pescador que se fue al mar en un barquito pequeño y entonces llegó una tempestad y en el último segundo hubo alguien que le salvó y le gustó tanto esta historia, que ella decidió cantar esta canción que interpretó a continuación: ‘Senhora da Nazaré’ dedicada a los que nos salvan.
Tras este emotivo momento, Carminho abandonó por unos minutos el escenario, para dejar a sus músicos interpretar un bello tema instrumental y volver a lo grande cantando acapella el fado ‘Meu amor marinheiro’, nos puso la carne de gallina y el teatro se vino abajo con aplausos y gritos ante semejante momento.
Tanta emoción se liberó un poquito con ‘Bom dia amor’, ya que a pesar de la dramática historia que cuenta la letra del tema, con poema de Pessoa sobre una pobre chica con joroba, la artista supo contarlo de una manera muy divertida con su encantador portuñol. A mitad de la canción pidió al público ayuda para cantarla y lo consiguió. Tenía a todo el mundo a sus pies.
Tras el divertido momento, llegó: ‘Disse-te adeus’ del álbum “Alma”, una de las más aplaudidas de la noche seguida de ‘Malva-Rosa’ y de la versión de ‘Saudades de Brasil em Portugal’ que según contó, es el primer fado no escrito por portugueses, que fue escrito por Vinicius de Moraes cuando vivió en Lisboa durante la dictadura de Salazar y echaba de menos su país.
Después volvió al fado más tradicional con el fado pechincha: ‘Uma vida noutra vida’ en la que los músicos se lucieron con su maestría y Carminho brilló con su imponente voz. Le siguió ‘Marcha de Alfama ‘en la misma línea alegre que el público acompañó a las palmas.
Tras agradecer a todo el mundo su presencia y a los organizadores del festival por invitarla, se despidió con la versión del precioso fado Cariche ‘Escrevi teu nome no vento’ .
Volvió a salir reclamada por el público y nos contó que le había afectado mucho la reciente muerte de María Dolores Pradera y quiso hacerle un homenaje cantando un tema que ella cantaba y que, aunque también solía cantarla Sara Montiel, María Dolores la cantaba de una forma muy bonita. Una maravillosa versión que fue todo un regalo para los asistentes incluido el divertido primer intento en el que no recordaba la letra.
Así fue de maravilloso el momento.
La noche llegaba a su fin con otro momento muy especial: Carminho comenzó interpretando ‘As minhas penas’ y aunque al principio lo hizo con micrófono, al poco lo dejó a un lado para cantar como realmente se canta en las casas de fado, con la potencia de su voz al natural. Fue uno de los momentos más inolvidables de su actuación y así se despidió entre millones de aplausos y bravos dejándonos entusiasmados ante tanto arte.
Qué más decir de Carminho, que con los años ha crecido hasta convertirse en una de las mejores cantantes de Portugal y que cada vez que viene nos emociona con su apasionada manera de interpretar cada tema dejando su alma fadista en cada nota. Un fantástico cierre del Festival de Fado que ya estamos deseando que vuelva otra vez.