En diciembre de 2015, Misia llegaba a Madrid, concretamente a la Sala Galileo Galilei, para presentar «Para Amália», su álbum doble, homenaje a Amália Rodrigues. La crónica de tan fantástica noche, fue el primer post que supuso el nacimiento de No Sólo Fado. Desde entonces, Mísia es nuestra inspiración y nuestra artista fetiche.
El martes volvió a la capital a celebrar sus 25 años de carrera y presentar «Do Primeiro Fado ao último Tango», un disco compuesto por una selección de temas representativos de su excelsa trayectoria musical. Y lo hizo a lo grande, con su presencia llenando el escenario, con su impecable elegancia y su agudo y maravilloso sentido del humor con el que amenizó el paso de canción a canción. Una vez más, Mísia nos hizo vivir una noche de mucho sentimiento, de música cantada con el corazón y muchas risas. Un viaje único por lo que han sido 25 años de música de esta mujer tan fascinante y polifacética que es mucho más que una fadista, es una artista completa que además de cantar en varios idiomas, ha tocado y ha dado vida con su voz y su personalidad, a canciones de diferentes géneros dejando siempre en cada tema su marca personal e inconfundible. Esto quedó patente durante las dos horas de concierto del martes en el Teatro Nuevo Apolo, dentro de la programación del Atlantic Sons Festival, donde además de su música, nos dejó un pedacito de su alma en cada canción.
La noche comenzó con el gran Fabrizio Romano tocando al piano la melodía inicial de ‘Tive um coração, perdi-o’ (perteneciente a su anterior álbum «Para Amália»). Al minuto, salió Mísia, y ya desde el principio, nos cautivó con el impresionante a capella con el que empieza el tema. Así fue el emocionante momento.
Después de los aplausos, llegó el turno de otro fado, ‘Paixões Diagonais’ (fado Miguel), tema que da título al álbum del mismo nombre publicado en 1999. Tras estos dos temas, Mísia saludó a su público y explicó lo difícil que fue elegir las 40 canciones del disco, entre todas las que forman los 12 álbumes de sus 25 años de carrera musical. Llegó el turno de tres temas de su álbum “Delkatessen Café Concerto” (2013), primero con una canción en francés: ‘Chanson d’Helene’ versión del tema que formaba parte de la banda sonora de una película francesa llamada «Cosas de la Vida». En este tema, colabora con ella Iggy Pop y la voz del famoso cantante americano ,sonó durante la interpretación de la cantante.
Le siguieron ‘Rastos do Infinito’ y la animada ‘Cha Cha Cha em Lisboa’ del mismo álbum del que también sonaría más tarde ‘Esas lágrimas son pocas’. Para introducir el siguiente tema, Mísia contó que el disco al que pertenece; «Senhora da Noite», estaba compuesto por 13 temas escritos por 13 mujeres, una manera de reivindicar el papel de la mujer en el fado también como creadora y no sólo como cantante. Uno de estos temas, ‘O Manto da Rainha’, con base musical del Fado Menor, fue escrito por la propia Mísia y trata sobre una línea de la mano, que según le contó una pitonisa, dota de buena fortuna y protección al que la tiene. Como sólo ella sabe hacerlo, lo contó de una manera tan divertida, que tuvo al público pendiente de la historia y mirándose la palma de la mano en busca de su ‘Manto da Rainha’ y es que uno de los alicientes de asistir a un espectáculo de Mísia es su manera de ganarse al público con su gran personalidad y su sentido del humor.
Después de interpretar un tema de su disco «Drama Box», el ‘Fado Adivinha’, con poema del desaparecido escritor José Saramago (del que dijo tener inmensas saudades) , Mísia abandonó el escenario durante unos minutos, en los que los músicos demostraron su maestría mientras la artista se cambiaba de vestido.
Volvía para seguir con la ruta musical por la historia de su música y hubo tiempo para boleros, tangos, fados y muchas anécdotas contadas con tanta gracia que se metió a su público en el bolsillo. ‘Naranjo en flor’ ,’Esas lágrimas son pocas’,’Presságios de Alfama’ (del bello disco compuesto con música de Carlos Paredes) fueron los temas que sonaron.
Uno de los momentos más divertidos fue cuando presentó a los excelentes músicos que la acompañaron en el escenario: el Maestro napolitano Fabrizio Romano, el violinista Luis Cunha, del que dijo ser su cómplice musical desde hace años , a la guitarra portuguesa José Manuel Neto, guitarrista de algunos de sus primeros discos, y a la viola de fado, instrumento que Mísia dijo adorar, Andres Ramos.
Durante resto del camino, destacó su poderosa versión del fado tradicional Magala ‘Duas Luas’, uno de los temas más aplaudidos, así como ‘Garras dos sentidos’ con letra de Augustina Bessa-Luís que según desveló la portuguesa, nunca había escrito poemas y escribió para ella este poema lleno de antítesis, porque ,según la escritora ,la propia Mísia es así, llena de antítesis.
Otros temas que sonaron, siempre acompañados de divertidas explicaciones, fueron ‘Unicórnio’, ‘Veste de noite este quarto’ (que António Lobo Antunes escribió para un disco de Vitorino Salomé y que al quedar fuera del disco dio a Mísia), ‘Ese momento’ o ‘Liberdades Poéticas’ de Sérgio Godinho con la que se despidió diciendo lo difícil que había sido reducir 25 años en tan poco tiempo agradeciendo la complicidad del público.
Y tras millones de aplausos reclamando su vuelta, la artista volvió al escenario para interpretar el que considera su fado fetiche: el fado ‘Lágrima’ el único fado de Amália que ha cantado siempre hasta que sacó su anterior disco homenaje a la desaparecida artista. Fue uno de los momentos más emocionantes en el que Mísia supo transmitir lo mucho que le emociona este tema. Contó que la primera vez lo escuchó cuando vivía en Madrid en los tiempos de la movida madrileña y que Amália es y será siempre la auténtica diva del fado.
Y como colofón, puso fin a la gran noche con ‘María la portuguesa’ , tema que escribió Carlos Cano y que estaba incluida en su disco «Para Amália» en el que cantaba a dúo con Mártirio. La andaluza se encontraba entre el público y Mísia le dedicó con cariño la canción. Y con este animado tema, que terminó cambiando el nombre de María por el de Amália, Mísia se despidió, dejándonos con una enorme sonrisa por haber presenciado de nuevo un espectáculo único como sólo la gran diva que es, puede ofrecer. 25 años de carrera dan para mucho y Mísia nos llevó de la mano con la pericia y las tablas de una gran maestra de ceremonias que supo hacer que cada minuto valiera la pena.
Gracias por 25 años de magia.