Dentro de la variada e interesantísima programación de las Noches del Botánico, la de ayer, fue realmente especial; era el turno de la gran artista portuguesa, Mariza , y nos regaló un concierto inolvidable.
El calor, por fin concedió una tregua a Madrid y en un entorno precioso como es el Real Jardín Botánico Alfonso XIII, la gran estrella del fado, brilló con luz propia, ofreciendo un espectáculo como sólo los grandes artistas saben dar. La experiencia es un grado y en el caso de la portuguesa, además de las tablas que confieren el llevar cantando desde niña, su magnetismo es tal, que con su sola presencia llena el escenario y no puedes dejar de mirarla desde el momento en el que aparece. Con los años, su voz ha ganado en solidez y matices; la domina a su antojo, y es capaz de pasar de un susurro sensual y escalofriante a un desgarrador chorro de voz de esos que te pone los vellos de punta. Lo de Mariza es puro arte, y si brilla y destaca sobre todas las demás fadistas es porque nadie como ella interpreta con tanto sentimiento lo que dicen sus letras. Es graciosa, carismática, habla un español delicioso y además su conexión con el público es asombrosa. Ayer emocionó, nos hizo reír y sobre todo disfrutar de su maravillosa música.
Comenzó cantando acapella ‘Fadista Louco’, un fado tradicional que Alberto Janés escribió para Amália Rodrigues y del que Mariza grabó una versión para el disco «Mujeres de agua» de su querido amigo y productor Javier Limón y así, nada más empezar, ya nos puso la carne de gallina: vestida de negro, sentada y a media luz, en plan ritual de casa de fados, con el público casi sin pestañear ante tan emocionante escena.
Después siguieron otros dos fados de Amália, ‘Anda o sol na minha rua’ y ‘Maldição’ ambos incluidos en su último álbum, “Mundo”.
Tras saludar a su público, explicó que el fado <<no es sólo tristeza y melancolía como la gente cree, sino que habla de sentimientos de la vida; como además de la saudade, puede ser, la pasión, el amor y la alegría>> y eso fue la introducción a otro fado tradicional; el fado bailarico ‘Dona Rosa’ que sirvió como muestra de fado alegre. Y es que Mariza tiene una capacidad asombrosa de pasar de estremecerte con el sentimiento y la melancolía de un tema para luego, en un momento, convertir el escenario en una fiesta.
De nuevo cambió de tercio y cantó a continuación lo que confesó ser su gran pasión, su fado favorito: ‘Primavera’ aplaudido con fuerza por un público que se quedó impresionado ante tal potencia de voz.
Después de esta primera parte de fado tradicional, se cambió de vestido en un lapso de tiempo realmente corto, algo muy de agradecer en comparación a lo que acostumbran a tardar otras fadistas, y siguió con temas de su último álbum como ‘Missangas’, ‘Adeus‘, la milonga de Gardel; ‘Caprichosa’, ‘Melhor de mim’, ‘Sombra’, y la morna ‘Padoce de céu azul’ con la que consiguió animar a un público que comenzó siendo un poco soso pero que por fin se entregó por completo a la artista y rió y cantó con ella en un divertido momento del concierto .
Después de saludar a su amigo y productor Javier Limón, que estaba sentado en la platea, Mariza interpretó: ‘Alma’, canción de la que el español es autor y que, para pena de los asistentes, no cantó con Sergio Dalma, con el que recientemente grabó una versión a dúo del tema. Le siguió el primer corte de «Mundo», ‘Rio de mágoa’ que dejó sin respiración al personal con la fuerza con la que la cantó y todo lo que transmitió con su voz.
Después llegó uno de los momentos más aplaudidos y esperados; cuando interpretó ‘Chuva’ otro tema, como el anterior, también escrito por Jorge Fernando , perteneciente a su primer álbum ‘Fado em mim’ y uno los más famosos de su discografía. ‘Barco negro’, también de su primer álbum, fue un auténtico derroche de voz y de pasión interpretativa, la fadista, nos dejó boquiabiertos. Después nos volvió a hacer aplaudir, bailar y cantar con ella ‘Rosa Branca’, un momento inolvidable de absoluta complicidad con un público rendido a sus pies.
Tras presentar a los músicos y técnicos que la acompañaban se despidió con el primer sencillo de «Mundo»: ‘Paixão’ con el público en pie aplaudiendo con devoción, silbando y pidiendo que volviera a salir. Y lo hizo, para cantar una canción del folclore portugués ‘Verde limão’ que cantó con la ayuda de los asistentes que a esas alturas de la noche ya había perdido su timidez inicial por cantar en otra lengua y coreaban el estribillo de principio a fin.
Mariza entonces, se bajó del escenario y cantó ,sentada en una silla en medio de las filas, uno de los temas de su primer disco y uno de los que le dio fama; la versión del tema de Amália ‘A gente da minha terra’ y tras esta grata sorpresa a sus encantados espectadores, volvió al escenario mientras iba saludando prácticamente uno a uno a cada uno de ellos.
Y como colofón, la velada tuvo el cierre perfecto; no sé si será porque lo orquestó todo Javier Limón, como Mariza contó durante el concierto, pero el final con ‘Saudade Solta’ coreada por absolutamente todo el público en pie, fue uno de los mejores momentos de la fantástica noche que Mariza nos hizo vivir. Dijo que no sabía cuándo volvería a Madrid, si en meses, en un año o en dos. Ojalá que sea pronto, porque conciertos como el de ayer, no se viven fácilmente. Mariza nos sedujo con cada mirada, con su peculiar look y la elegancia de cada movimiento y sobre todo con su arrebatadora e increíble voz; juega con ella como quiere, la lleva al límite y te desgarra, te encoge el pecho con su interpretación tan sentida y luego te hace reír como nadie. Pasada la media noche, después de un largo concierto de más de dos horas, salimos del precioso Real Jardín Botánico con una gran sonrisa y una sensación de plenitud que sólo la música así consigue.