El fadista Carlos do Carmo murió este viernes 1 de enero en el Hospital Santa Maria de Lisboa. Acaba de cumplir 81 años el pasado 21 de diciembre y el 31 fue ingresado por un aneurisma.
Carlos do Carmo se despidió de los escenarios el 19 de noviembre de 2019 con un concierto en el Coliseu dos Recreios, en Lisboa, el mismo día en que el Primer Ministro António Costa le concedió la Medalla al Mérito Cultural por su «inestimable contribución» a la música portuguesa.
A pesar de haber abandonado los escenarios, el fadista no dejó de trabajar y estaba a punto de lanzar un nuevo álbum, «E Ainda…» que aunque estaba previsto para el pasado mes de noviembre, será editado próximamente. En este próximo disco, Carlos do Carmo canta a Herberto Helder, Sophia de Mello Breyner Andresen, Hélia Correia, Júlio Pomar y Jorge Palma, nombres que une a los numerosos poetas de su repertorio.
Nacido en Lisboa el 21 de diciembre de 1939, Carlos do Carmo era hijo de la también fadista Lucília do Carmo y del librero Alfredo Almeida, propietarios de la casa de fados «O Faia», donde el artista comenzó a cantar hasta que inició su carrera artística en 1964.
Carlos do Carmo dio vida a las palabras como nadie más. A menudo visionario, nunca dejó de llevar el Fado a otras dimensiones, introduciendo nuevos instrumentos y evangelizando a nuevos poetas.
La Enciclopedia de la Música Portuguesa del siglo XX señala a Carlos do Carmo como «una de las mayores referencias» del fado. «Los cambios que Carlos do Carmo aportó al fado fueron influenciadas por sus gustos musicales que incluían referencias externas» como la bossa nova, de Brasil, y los estilos de cantantes como Frank Sinatra (1915-1998), Jacques Brel (1929-1978) y Elis Regina (1945-1982), según la enciclopedia de la música portuguesa.
La enciclopedia destaca que, desde la década de 1970, Carlos do Carmo ha «acentuado las innovaciones musicales», convirtiéndose en «el máximo representante del llamado ‘nuevo fado'», con obras como el álbum «Um Homem na Cidade» (1977).
Fue uno de los principales y más decisivos embajadores de la candidatura del Fado a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y desempeñó un «papel fundamental en la difusión de los más grandes poetas portugueses», como destacó el jurado del Premio Vasco Graça Moura de Ciudadanía Cultural.
Se hizo muy famoso por canciones como ‘Bairro Alto’, ‘Fado Penélope’, ‘Os Putos’, ‘Um Homem na Cidade’, ‘Uma Flor de Verde Pinho’, ‘Canoas do Tejo’ y ‘Lisboa, Menina e Moça’.
En 2013, cuando celebró los 50 años de su carrera, editó el álbum «Fado é amor», que grabó a dúo con varios fadistas, entre ellos Ricardo Ribeiro, Camané, Mariza, Raquel Tavares y Marco Rodrigues.
Ganó el Grammy Latino por toda su carrera en 2014, habiendo pasado por los principales escenarios mundiales, desde el Olympia, en París, hasta la Ópera de Frankfurt, desde el Canecão, en Río de Janeiro, hasta el Royal Albert Hall, en Londres y recibió este bonito homenaje cantando por músicos de todos los géneros organizado por Rádio Comercial.
Un año más tarde recibiría la «Grande Médaille de Vermeil» de la ciudad de París, «la más alta distinción» de la capital francesa, y en 2016 se le concedió el título de Gran Oficial de la Orden del Mérito de la Presidencia de la República.
A los 78 años, en 2018, debutó en Nueva York, donde la NPR (radio pública americana) lo describió como un «Sinatra do fado». Y él, que nunca ocultó su profunda admiración por el músico americano, dijo a la emisora de radio que «Sinatra era el mejor cantante de fado» que había escuchado.
En el año en que terminaría su carrera, fue galardonado con el Premio Vasco Graça Moura – Ciudadanía Cultural 2020.