Dulce Pontes aterrizaba en Madrid el pasado jueves para presentar en directo su último álbum, «Peregrinação». Su actuación cerraba el ciclo de conciertos del festival Atlantic Sons en el Teatro Nuevo Apolo y lo hizo por todo lo alto. La capital la recibía con una sala abarrotada a escasas entradas de colgar el cartel de agotado y mucha expectación por ver en directo los temas de su esperado nuevo álbum tras 7 años de ausencia.
El escenario estaba a oscuras, tan sólo una pequeña luz iluminaba el piano situado a la izquierda. Apareció entonces la artista entre fuertes aplausos de los asistentes. Con un espectacular vestido rojo, los pies descalzos y la melena larga y suelta. Se sentó al piano y comenzó a tocar.
‘La Peregrinación’, tema de «Puerto de Abrigo», (uno de los dos cedés que componen su último trabajo) fue la que inauguró las casi dos horas de música inolvidable con las que Dulce Pontes nos deleitó.
Después de este precioso inicio, siguió otro tema de su último álbum, esta vez del cedé «Nudez». Así sonaba ‘Grito’:
También al piano, interpretó ‘La Bohemia’, de Charles Aznavour, recibida por largos minutos de aplausos y entusiasmados gritos de «Te queremos» que la artista agradeció emocionada. Después llegó el turno de ‘Nevoeiro’ el que fue primer sencillo de «Peregrinação», con poema de Fernando Pessoa que sonó impresionante en su poderosa voz.
Ya en el centro del escenario, micrófono en mano, ofreció una enérgica interpretación de ‘Bailados do Minho’, con gran complicidad de los excelentes músicos que la acompañaban. Este tema, animó la noche con un toque de folclore popular.
Sonaron después entre otros el maravilloso fado ‘Alfama’ que en su día inmortalizó la gran diva Amália Rodrigues, su personal versión del clásico del maestro Joaquín Rodrigo ‘Meu amor sem Aranjuez‘ y la bella y aplaudidísima ‘Barro y Altura’ de Jaime Torres que en directo cobró una fuerza increíble.
Se puso entonces un pañuelo en la cabeza para convertirse en ‘María de Buenos Aires’ y ofrecernos una divertida interpretación del tema argentino que le valió animados bravos y enfervorizados aplausos de su entregado público.
Presentó a continuación a los excelentes músicos que la acompañaban: Marta Pereira da Costa a la guitarra portuguesa, David Zaccaria al violonchelo, André Ramos a la viola de fado, Amadeu Magalhães al cavaquinho, gaita y acordeón, Juan Carlos Cambas al piano y Hubert-Jan Hubeek al saxofón.
Siguió la impactante ‘Leyenda del tiempo’ con poema de García Lorca que solía cantar Camarón y que Dulce Pontes interpretó con una grandeza tal, que tuvo al público entusiasmado gritando bravos sin parar .
Y como broche final, inolvidable y mágico, se despidió con esta hermosísima versión de la cantiga ‘Ay ondas que eu vin veer’. Una Dulce Pontes en su máximo esplendor que nos acarició el alma de esta manera:
Aplausos, silbidos y gritos reclamaron su vuelta y la artista y sus músicos salieron de nuevo al escenario para tocar uno de sus temas más conocidos, ‘Canção do Mar’ que Dulce Pontes cantó ayudada por un entregado público que coreó con ella la canción de principio a fin.
Y así se despidió ante una audiencia emocionada que la aplaudía en pie.
Dulce Pontes es una artista especial; pequeña de estatura, pero tan grande y con tanta luz, que desde que sale al escenario lo llena de energía y arte. Inclasificable dentro de ningún género, porque todo lo que canta lo hace suyo y lo mejora hasta alcanzar cotas de belleza sublime. Su versatilidad y su prodigioso dominio vocal dejaron sin aliento a un público madrileño que la adora desde siempre. Su actuación fue el final perfecto para este primer asalto del Atlantic Sons Festival, una de esas pocas noches que no quieres que se acabe nunca. 29 años sobre los escenarios y esperamos que muchísimos más porque cada vez que Dulce Pontes canta, el mundo es un lugar mejor.