El Teatro Circo Price de Madrid, celebraba el miércoles una ocasión muy especial: los 30 años de carrera de Dulce Pontes.
Con mayor presencia de los temas de su último trabajo, «Peregrinação», la noche fue un viaje a lo largo de extensa trayectoria musical, durante el que acompañamos encantados a esta artista inclasificable cuya carrera ha vivido una particular evolución. Dulce no se somete a etiquetas, canta lo que quiere, como quiere y nunca deja de sorprender como lo hizo ayer a sus fieles seguidores, que a pesar de la lluvia y otros problemas de la fría noche madrileña, asistieron con entusiasmo al aniversario musical de la portuguesa.
Sentada al piano y con poca luz, a veces sola y a veces acompañada de los grandes músicos que estaban con ella en el escenario, Dulce Pontes interpretó tres temas; ‘Grito’, fue uno de ellos:
Otro destaque especial de ese inicio intimista del concierto, fue la inspirada interpretación de ‘Ondeia’ de su álbum «Primeiro Canto», que fue recibida por entusiasmados aplausos.
Después abandonaba el piano para, micrófono en mano, situarse en el centro del escenario y seguir con otros temas de «Peregrinação» como ‘Cantiga da roda’, una impactante interpretación de ‘Canto de Risco’ y la única parada por un tema de folclore popular que animó la velada: ‘Bailados do Minho’.
Tras estos temas volvió a «Primeiro Canto», otro de los discos protagonistas de la noche, con ‘Garça perdida’.
Los temas de «Peregrinação» volvían a tomar protagonismo con su especial versión del clásico de Joaquín Rodrigo que la portuguesa tituló ‘Amor sem Aranjuez’, tema con el que demostró lo que es capaz de transmitir con su voz. Llegó después un bonito momento: un guiño a Daniel Casares, el gran guitarrista que la acompañaba esa noche sobre el escenario, autor del tema que interpretó a continuación: ‘París’, dedicado a la muerte de Picasso, e incluido en su disco «Picassares».
El momento más especial de la noche llegó después, cuando anunció que por primera vez iba a cantar un tema de Amália Rodrigues que la gran dama del fado no llegó a grabar pero que solía cantar. Dulce pidió perdón a la desaparecida diva del fado «por si lo hacía mal» y nos regaló una preciosa versión de ‘Soledad’, que brilló aún más gracias a la espectacular ejecución del gran guitarrista Daniel Casares.
Tras una versión muy diferente y casi new age del clásico ‘Senhora de Almortão’, llegó una enérgica interpretación de ‘La Leyenda del tiempo’, tema en el que demostró todo su poderío sobre el escenario que le valió bravos y aplausos entusiasmados de los asistentes.
Entonces Dulce Pontes abandonó el escenario para volver enseguida reclamada por los aplausos de su entregado público y tras presentar a los músicos que la acompañaban: Paulo Silva a la batería, Marta Pereira da Costa a la guitarra portuguesa, David Zaccaria al violonchelo, Daniel Casares a la guitarra, Amadeu Magalhães al cavaquinho, gaita y acordeón, Juan Carlos Cambas al piano y Hubert-Jan Hubeek al saxofón, interpretó uno de sus temas más famosos: ‘Canção de mar’ en el que contó con la ayuda de los asistentes que corearon con ella el estribillo.
La artista puso punto final a esta noche de fiesta cantando, emocionada, ‘Amor a Portugal’ cuya música compuso Ennio Morricone. Perfecto cierre para unos espectadores amantes del país vecino y de su querida Dulce Pontes.
Así fue el fin de una fiesta muy especial, el de los 30 años de trayectoria de una figura esencial de la música portuguesa, que en nuestro país tiene un público incondicional que la recibe siempre con los brazos abiertos.