Tânia Oleiro

Terços de Fado, disco de estreno de la fadista Tânia Oleiro

Tânia Oleiro es fadista hace quince años, profesión que compagina con la de profesora de matemáticas, su otra gran vocación. Ha crecido en la cultura del fado, su madre es fadista, y ella también canta desde pequeña aunque hasta ahora no se había decidido a grabar un disco. Su álbum de estreno se llama «Terços de fado» nombre que viene dado porque el álbum está dividido en tres partes: “Mouraria”, “Alfama” y “Cercanias” – que se corresponden con los barrios de las casas de fado en las que la artista suele cantar, acompañada por los músicos que también participan en este disco: Ricardo Parreira (guitarra portuguesa), Marco Oliveira (viola) y Francisco Gaspar (viola bajo); Pedro de Castro (guitarra portuguesa), Jaime Santos (viola) Bernardo Couto (guitarra portuguesa), José Elmiro Nunes (viola) y Daniel Pinto (viola bajo).

«Terços de fado» está constituido por fados tradicionales – Faia, Marinho, Jaime, Menor o el Fado de las Horas así como de grandes clásicos de compositores y poetas como João Linhares Barbosa, Francisco Carvalhinho, Martinho d’Assunçã entre muchos otros, y también hay un fado original: ‘A Nova Rosa da Mouraria’, con letra y música del también fadista Marco Oliveira que ha servido como single de presentación de este primer trabajo discográfico de Tânia Oleiro y viene acompañado de este videoclip grabado en el barrio del mismo nombre:

 

Letra de Nova Rosa da Mouraria de Tânia Oleiro

De manhãzinha voltou a Rosa, sem dizer nada.
Vinha sozinha e mais formosa, bem apressada.
Parou na Rua do Capelão, onde esperava
O tal rapaz que há muitos anos a namorava.

Ai quem diria
Que um dia a Rosa da Mouraria
Voltava àquela casa,
No Largo da Severa.

Ai quem diria
Que a Rosa da Mouraria
Tinha a vida bem guardada
P’ra voltar a ser quem era.

Viu sardinheiras e margaridas numa janela,
Namoradeiras entristecidas à espera dela.
Agora a casa tem o encanto que tinha outrora,
Até a Rosa já prometeu não ir embora.

De mañanita volvió Rosa, sin decir nada.
Venía sola y más hermosa, bien deprisa.
Paró en la Calle del Capelão, donde esperaba
El tal muchacho que hace muchos años la enamoraba.

Ay quién diría
Que un día Rosa de la Mouraria
Iba a volver a aquella casa,
En el Largo de la Severa.

Ay quién diría
Que Rosa de la Mouraria
Tenía la vida bien guardada
Para volver a ser quién era.

Vio sardineras y margaritas en una ventana,
Enamoradizas y entristecidas a su espera.
Ahora la casa tiene el encanto que tenía antes,
Hasta Rosa prometió no irse nunca más.







 

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