En un año tan atípico y extraño, el Festival de Fado de Madrid venció todos los obstáculos y sacó adelante su décima edición con un innovador y arriesgado formato y un cartelazo de lujo.
Fue un día intenso con todas las actividades en un sólo día, algo que para los amantes del fado, fue un maratón delicioso para degustar con gula lo que más nos gusta en el mundo.
En esta décima edición, el mítico y emblemático Teatro Real, fue el escenario escogido para el evento más esperado del año para los amantes de la canción lisboeta. En la parte musical, que es la que nos concierne, tres grandes cantantes portuguesas: Fábia Rebordão, Cuca Roseta y Ana Moura, llegaban a la capital para rendir homenaje a la gran diva del fado: Amália Rodrigues, en el año en que cumpliría 100 años.
La primera en romper el hielo fue la joven y talentosa Fábia Rebordão. A pesar de que el horario de su actuación no era el mejor (17:30 de la tarde), lo cierto es que apenas había butacas vacías para verla, y las que había eran para mantener la distancia de seguridad.
El concierto de Fábia tuvo lugar en una sala pequeña y acogedora en la sexta planta del Teatro Real. Lo bueno, las vistas, y el hecho de estar en un concierto íntimo como si se tratase de una casa de fados en la que pudimos disfrutar del talento inmenso de Fábia que además de ser simpatiquísima y tener un agradable desparpajo sobre el escenario, nos encantó con su potente voz. Lo malo: el sonido no estaba a la altura de la prodigiosa voz de Fábia.
Su repertorio estuvo centrado en rendir homenaje a Amália Rodrigues y comenzó su actuación con un gran clásico de la diva: ‘Estranha forma de vida’ a la que seguía ‘Pergunta a quem quiseres’.
Después de otro tema inolvidable de Amália, ‘Cuidei que tinha morrido’, llegó un alegre tema con el que consiguió que el público cantara con ella: ‘Ai Chico Chico’.
Un tema escrito por ella ‘Retorno’, dio paso a un fado ya clásico de la música portuguesa ‘Trigueirinha’ compuesto por Jorge Fernando, que la acompañaba en el escenario con la viola de fado y que en un gracioso portuñol, explicó el significado del tema.
Uno de los momento más aplaudidos llegó con su interpretación magistral del ‘Foi Deus’, que también inmortalizó Amália Rodrigues.
Después nos regalaba un tema en español: ‘Alfonsina y el mar’ al que siguió una preciosa versión de ‘Barco Negro’.
Con la mítica ‘Casa da Mariquinhas’ presentó a los músicos que la acompañaban: Bruno Chaveiro a la guitarra portuguesa, Jorge Fernando a la viola de fado y José Ganchinho al bajo.
Después interpretó el que es su fado preferido: el Fado Cravo y lo hizo en acústico y sin micrófono, como en una auténtica casa de fado. Fue un momento muy especial que el público agradeció con aplausos infinitos.
Tras un tema tradicional y otro tema en español, Fábia Rebordão se despidió con ‘Falem agora’, el primer single de su último disco.
Un placer ver a esta gran artista en directo que sin duda, tiene un brillante futuro por delante.