Hemos visto muchas veces a Ana Moura en directo y poco podemos añadir de nuevo sobre esta enorme artista que nos encanta, que con los años ha crecido y se ha ganado la admiración y el respeto de medio mundo con su inigualable voz, sensual y con ese toque áspero de tierra cálida, que engancha sin remedio. Pero lo cierto es que Ana Moura es capaz de seguir sorprendiéndonos, y el jueves pasado fue uno de esos días en los que se encontraba en especial estado de gracia y con un temple en la voz que nos dejó con el alma llena.
Un gran acierto fue también el repertorio elegido, en el que además de dar protagonismo a los temas de su último disco de originales, «Moura», hizo un emocionante repaso por los temas más emblemáticos, los fados más clásicos e inmortales que cantó con un sentimiento arrebatador.
El Teatro Nuevo Apolo de Madrid, recibía a Ana Moura con muchas ganas, y la artista no defraudó.
Sonaban los primeros acordes de ‘Moura encantada’, una versión del fado cravo con la que se abre «Moura», y sobre el escenario aparecía la portuguesa con un espectacular vestido negro. Fue recibida entre aplausos por un Teatro Apolo con pocas butacas vacías. Ya con este primer fado se creó una atmósfera acogedora, como su voz, que dejó encantado al público.



Abandonaba la artista el escenario, sin dejar de ser reclamada por aplausos interminables y silbidos, hasta que volvió, y lo hizo para ponernos la carne de gallina con su impresionante versión del fado Loucura, uno de los temas más esperados de la noche que cantó casi en penumbra, y que nos llegó al alma. Tras este maravilloso regalo, llegó el final a una noche inolvidable con otro de sus grandes éxitos, ‘Desfado’, con el que hizo bailar a todo el público que la acompañó a las palmas entusiasmado.