Cristina Branco

Entrevista Cristina Branco: la música es como una madre

En el vibrante mundo del fado, pocos nombres resuenan con tanta autenticidad y modernidad como el de Cristina Branco. Con su último álbum, «Mae», Branco nos invita a un viaje íntimo y emocional a través de las raíces y la evolución del fado. A punto de deslumbrar al público del Festival de Fado de Madrid, conversamos con la artista sobre la inspiración detrás de este trabajo, su conexión con la tradición y su participación en el emblemático festival.

NSF: ¿Esta es Tu tercera vez en el Festival de Fado de Madrid, verdad?

CRISTINA BRANCO: Sí, creo que sí.

NSF:  Y vuelves con “Mãe”, que es tu último disco y es un disco de fado. ¿Cómo surgió esta vuelta a tus orígenes después de otros discos anteriores en los que dejaste el fado más de lado para ir por otros caminos musicales?

CRISTINA BRANCO: Bueno, para mí es importante conocer y hacer otros géneros musicales, pero es verdad que el fado siempre estuvo presente. Entonces creo que era el momento de hacer un disco totalmente dedicado al fado. Creo que necesitas años para comprenderlo, para que vuelva a tu piel, que sea más que una música y que sea también un sentimiento y una fuerza que vienen de la experiencia de vida.

NSF: ¿Y por qué escogiste el nombre de «Mãe»?

CRISTINA BRANCO: Porque para mí la música es como una madre. Llevo 28 años en la música y he aprendido muchísimo. No sólo sobre el escenario. Entonces es como una madre, sin duda tan importante o casi tan importante como mi madre natural.

NSF: ¿Y cómo fue el proceso creativo del disco? ¿Trabajaste en conjunto Bernardo Couto, Bernardo Moreira y con Luís Figueiredo o empezaste tú sola?

CRISTINA BRANCO: Sí, trabajamos juntos, pero siempre hay un momento que me pertenece, que es el momento de la poesía, de las letras, de las palabras. Yo sabía que quería hablar de esta madre, quería hablar de este amor. Quería que fuera fado, pero fado tradicional. Una parte del disco es fado tradicional, con arreglos de ellos tres. La música está presente, pero las palabras son el principio de todo. Hay que partir de las palabras y de este amor que yo tengo a la poesía portuguesa y también al fado, para después volver a hacer una música que sea otra cosa. Yo sabía que quería fado tradicional, pero no fado tradicional sin que sea una música que me pertenezca. Entonces es un fado con arreglos, pero es la esencia de que lo que yo soy, de la música que yo he construido dentro de mí y es un fado como dentro de otro fado tradicional. Pero en un momento ha sido un trabajo, muy solitario. Es un trabajo que parte de mí. Yo escribo muchas, muchas frases, muchos textos para ellos, para que los que trabajan conmigo puedan comprender lo que yo quiero para mi disco. Y les pedí que hablase de la madre, no sólo de la música, sino también de la importancia de la madre en la vida, en nuestras vidas. Y ese ha sido el principio. Después de tener la poesía, yo tenía como dos, tres cosas ya conmigo, como por ejemplo la poesía de Lídia Jorge. Lídia escribió estas palabras para mí hace como diez años, pero no era el momento para cantarlas y ahora sí, ahora ha sido el momento y después todas las otras, las personas han escrito y en un momento yo comprendí que muchas veces que el fado es algo más difícil de que lo puedas imaginar. Lo que quiero decir es que no es tan fácil así escribir para el fado, para un fado tradicional. Y entonces, en un momento comprendí que era difícil para las personas a las que yo estaba invitando a escribir para este género. Entonces pensé en un segundo momento que el disco debería realmente volver a las raíces y volví a todos los libros que ya había leído para otros discos anteriores, para mis primeros discos, a escritores como Fernando Pessoa, como Natalia Correia, entre otros, para con su poesía crear todo un universo que podría estar dentro del fado tradicional. Y después viene, claro, la música con los dos, Bernardos, con Luís, que es un lenguaje musical que es muy propio, que lo imagino todos los días, que es un fado dentro de la tradición, que tiene muchos arreglos, que tiene un respeto profundo por la música y la forma de ver el fado.

NSF: ¿Estos fados tradicionales que seleccionaste son tus fados favoritos?

CRISTINA BRANCO: Sí, sin duda. Bueno, hay como un par de otros que me gustan igualmente, pero lo que nosotros queríamos es que fuera mitad lo tradicional y la otra mitad música de cada uno de nosotros. Tienes como cinco fados tradicionales y tienes una música de Bernardo Couto, una música de Luís Figuereido, una de Moreira y otra música mía por primera y última vez. (risas)

NSF: Esa es una de mis preguntas. Que cómo después de tanto tiempo de carrera  te habías lanzado ahora por fin a componer.

CRISTINA BRANCO: Bueno, ha sido la primera vez. Estaba cantando para mí y tenía a mi hijo a mi lado y en un momento pensé: bueno, a mí me gusta esta melodía. Y dije: ¿Martin, puedes grabarla, por favor? Entonces grabé la voz y unos meses después se la mostré a los músicos así, con mucha vergüenza. Pero me han dicho que les gustaba y que tenía gran posibilidad de ser un fado. Entonces así ha sido. Pero no, (risas) yo no compongo.

NSF: ¿Y letras también te has animado a escribir alguna vez?

CRISTINA BRANCO: Yo escribo casi todos los días. A mí me gusta muchísimo escribir, pero siempre lo digo: ¿cómo poner tu nombre al lado de Fernando Pessoa o de Lídia Jorge o de José Saramago? No puedes. Yo soy cantante, yo soy el pájaro. (risas) No tengo ambición de escribir para cantar. Me desnuda demasiado.

NSF: Esta edición del Festival de Fado de Madrid tiene como leitmotiv el fado y la libertad. ¿Tú crees que las nuevas generaciones de fadistas actuales tienen más libertad ahora de la que había cuando tú empezaste con el fado?

CRISTINA BRANCO: Ah Sin duda, sin duda. Todo es muy diferente. Por ejemplo, tienes un fado tradicional que tiene una letra holandesa que habla de esa libertad de una mujer que ha nacido en los años 90, que eso es todo nuevo, otra realidad que no era la mía. Yo tengo 51 años. Eso quiere decir que en la Revolución yo tenía un año y medio y he crecido en una libertad muy joven que estaba aprendiendo a hacerlo. Entonces tiene muchos errores, tiene muchas desigualdades, debo decir, pero a mí me encanta la libertad de hoy, me encanta la libertad de estas mujeres que están escribiendo sobre una libertad que ya no es la mía. Por eso me ha encantado cantarla también. Claro que lo haré también en Madrid, claro, pero me gusta también cantar otras partes de la libertad con las cuales yo he crecido. Por ejemplo. Tengo un disco que se llama “Abril”, que está dedicado totalmente a esta libertad cubierta, casi una libertad que no podía serlo pero que estaba inminente. Y eso me encanta cantar también. Pero sí, es todo muy diferente. Las mujeres de hoy, las mujeres con 20, 30, años son totalmente diferentes. Yo me siento libre, pero yo me siento libre a los 50. Cuando tenía 30 años no era tan libre, era otra cosa. Porque he crecido en una sociedad, en una cultura a que estaba empezando a ser libre. Pero no lo era totalmente. Entonces mi madre, mis abuelos, tenían toda una cultura social completamente diferente. Yo he crecido al medio de una de una generación de mujeres del pasado y una generación de mujeres que buscan todo diferente. Yo estoy al medio, estoy aprendiendo con las nuevas y con las más viejas. Pero. Pero sí, yo soy sin duda una mujer libre ahora.

NSF: ¿Y ha sentido durante toda tu carrera alguna vez falta de libertad por haber trabajado en discográficas que te impongan cosas que tú no quieras?

CRISTINA BRANCO: ¿Quieres hablar de ello? Sí, claro que sí. Claro que lo sentí muchísimas veces. Es una industria muy masculina, muy misógina. Mi hija tiene 15 años y como 14 años atrás yo estaba en París con mi agente, con la compañía de discos, que en esa época yo trabajaba para Universal Francia. Entonces estábamos en una mesa con más de diez hombres y yo. Y la gente en Francia estaba programando una gira gigante para el año siguiente. Estábamos en 2008. Yo estaba intentando quedarme embarazada, que no tenía prisa, pero estaba pensando ser madre de nuevo. Y ellos se quedaron perplejos y muy enfadados porque al año siguiente, 2009, en enero tenía una gira de 14 conciertos. Y bueno, mi hija, nació precisamente en enero de 2009, entonces cambió toda mi vida. Pero como yo soy una profesional dije que después de nacer había que cambiar la gira como un mes, me dijeron que un mes no y me daban 15 días. Y bueno, yo partí a París con mi hija con 15 días de vida a París para hacer una gira de 14 conciertos. Y no sólo esto, porque yo tenía un disco nuevo que estaba saliendo en esta época. ¿Quieres Kronos? Y tenía que hacer toda una gira también de promoción al mismo tiempo yo sola. Este es un ejemplo, hay otros. Esto es lo más flagrante.

NSF: ¿Y ahora crees que sí que es verdad que los artistas tenéis un poquito más de independencia de las discográficas? Con todo, el boom digital, todas las plataformas etc.

CRISTINA BRANCO: Si todo ahora, ahora todo es diferente y ya soy un artista totalmente independiente. Hago como yo creo que se puede hacer, que se debe hacer. Con respeto por los otros, por la música, por el público y con cuidado con la vida personal que no puede quitarse auqnue que seas un artista todo el tiempo o un músico siempre tienes tu vida y hay que saber compartimentar las dos cosas para que puedan caminar juntas para que sea una carrera larga, para que no sea algo tan fugaz como muchas veces lo ves.

NSF: ¿Y alguna vez te has sentido atacada por los puristas del fado, por introducir otros instrumentos, o por seguir otras corrientes?

CRISTINA BRANCO: Al principio. Lo imaginé que sí, pero ahora creo que muchas veces ha sido más la prensa que ha pasado esta imagen de competición o de los puristas, los puristas que no les gustaba. Ahora, lo que yo entiendo y hace muchos años que lo imagino así, es que hay un respeto enorme por lo que yo estoy haciendo. Y sí, yo de alguna forma soy parte de la familia del fado, de eso ya no tengo dudas. Pero la verdad siempre me siento como una hija de adopción. No soy una hija pura de las casas de fado. Nunca he cantado en una casa de fado, pero ya canto fado hace casi 30 años. Entonces es todo una historia y he sido protegida muchas veces por grandes artistas como como Carlos Do Carmo, como Maria Da Fe, C¡como otros, como tantos otros. Y tengo muchos compañeros entre los fadistas. Por ejemplo, para hacer “Mãe” uno de los momentos más importantes para empezar a crearlo ha sido pasar muchas horas en las casas de fado a escuchar los nuevos, las nuevas voces, lo que piensan del fado, cómo está evolucionando y demás. Entonces a mí me gusta, a ellos le gusta también mi trabajo. Entonces creo que es la base, es de respeto y de comprensión con la evolución también.

NSF: ¿Y en el Festival de Fado de Madrid tu concierto va a ser presentar el disco o va a ser un poco más especial y adaptado al tema de  la libertad?

CRISTINA BRANCO: Diría que sí. Claro que la base es “Mãe”, sin duda. La base es el fado tradicional. Es como la historia que me encanta contar en este momento. Pero creo que también es importante reforzar la importancia de la revolución del 74 que ha cumplido ahora 50 años y contar un poco la importancia del fado para ese momento de nuestra historia. Entonces bueno, tenemos sorpresas.

NSF: Y te van a acompañar, aparte de los dos Bernardos y Luís Figueiredo. ¿Alguien más o sólo vosotros?

CRISTINA BRANCO: Sólo los cuatro. Somos una orquesta. (risas)

NSF: Y tú eres muy querida, sobre todo en Holanda, en España también, y en concreto en Madrid, que siempre que viene estamos encantados. ¿Notas mucha diferencia? ¿Cómo te recibe el público holandés, el público español y el público portugués?

CRISTINA BRANCO: Bueno, yo creo que son países diferentes culturalmente y entonces la forma como reciben la música es diferente. Por ejemplo, los holandeses miran la música casi como una religión. Esperan hasta que la última nota de la música se vaya para aplaudir. Y son muy contenidos. No dicen nada. Es todo muy pequeño. Y me acuerdo al principio cuando empecé a cantar que yo estaba cantando y siempre pensaba bueno, a ellos no les gusta porque no baten palmas, son muy así, muy tímidos en la recepción y después al final con la última música solo en este momento van a explotar de emoción y a dejar pasar sus emociones a través de los aplausos. Ahora, para nosotros portugueses y españoles es otra cosa. Es todo más vivo, más, más intenso. Cada momento siempre dice cosas. Las palmas las sientes muy calientes, muy fuertes y eso en realidad que ayuda muchísimo, te hace sentir querida, te hace sentir que las personas están contigo, que están comprendiendo primero porque comprenden tu lengua, tu emoción, pero también un poco tu lengua y que podemos compartir cosas que muchas veces con otros países, otras culturas no puedes compartir. Ellos intentan comprender, pero no es la misma cosa. Y entonces para nosotros portugueses, españoles no, nosotros nos acercamos en la forma de sentir. Es mi opinión.

NSF: Pues muchas gracias por tu tiempo y nos vemos el 8 de junio.

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